sábado, 8 de noviembre de 2008

OUT

Este blog no se actualiza más.

Más explicaciones aquí.

Que les vaya bien bonito.

viernes, 7 de noviembre de 2008

THE VELVET UNDERGROUND - The Velvet Underground (1969)


En general se tiende a recordar a la Velvet Underground por su faceta más vanguardista y rompedora, por su experimentación con el ruido y la distorsión hasta límites inaceptables o por su intento de combinar despiadada poesía callejera con un género tan poco literario por entonces como el rock ‘n’ roll. En todos los libros de historia del rock se les cita como una de las bandas más importantes y revolucionarias de todos los tiempos por los méritos acumulados en sus dos primeros discos. Y tienen razón, “The Velvet Underground & Nico” y “White Light/White Heat” son dos obras maestras absolutamente rompedoras y decisivas que marcarían a cientos de bandas y que abrirían nuevos caminos.
Pero la Velvet Underground no eran sólo eso. Si son una de las bandas más grandes que ha habido no es únicamente por lo que supusieron esos dos discos. Porque después de éstos grabaron otro par de joyas que demostraron algo importantísimo: si se lo proponían, la Velvet podían ser una gran banda de pop-rock.

En 1968, Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker se encontraron con que seguían sin despegar comercialmente (la pregunta que yo me hago es qué rayos se esperaban con el tipo de música que estaban haciendo). A eso hay que sumarle las tensiones provocadas por los enormes egos de Lou Reed y John Cale, cada uno envidiando y queriendo imponerse al otro. Pese a eso se habían mantenido durante unos cuantos años porque les unía un propósito común, su forma de entender la música rock y sus ganas de revolucionarla e interpretarla a su manera. Por desgracia su penosa situación económica no hizo más que complicar las cosas y sucedió lo inevitable: Lou Reed echó a John Cale de la banda. El principal motivo parece ser que era que Reed quería encaminar el grupo por otras vías y dedicarse a componer temas de pop sencillos. Sin experimentaciones, sin caos sonoro, sólo canciones bonitas. Con Cale se fue parte del afán experimentador que había caracterizado a la banda además de su famoso sonido de viola. En su lugar entró Doug Yule para ocupar encargarse del bajo y el órgano. Lou Reed tenía el control absoluto del grupo.

Resulta curioso que el paso de una etapa a otra no fuera progresivo, sino que a un disco tan extremo como “White Light/Whie Heat” le sucediera repentinamente una obra tan diferente. “The Velvet Underground” es un disco bellísimo, tranquilo, íntimo y cálido. Una obra en que Reed decide dar un un giro a su carrera y demostrar que en el fondo también era capaz de componer de temas de pop impecables.
Temas como “Candy Says”, “Jesus” o “Pale Blue Eyes” son tan frágiles, tan dulces y cristalinos que transmiten una pureza especial. El primero (que habla de Candy Darling, personaje de la Factory de Warhol que reaparecería en el mítico hit “Walk On The Wild Side”) es el que da inicio al disco demostrando el giro radical que habían tomado. En esta ocasión Reed cede el micrófono a Yule porque tenía problemas con su voz, y cabe decir que el recien llegado hace un muy buen trabajo.
“Jesus”, de una sencillez pasmosa pero efectiva, se basa especialmente en la interpretación vocal de Lou. Resulta bastante desconcertante comparar la letra de esta canción con las del disco anterior. Mi favorito de estos tres es sin duda “Pale Blue Eyes”, una de las mayores joyas del disco. Es una de esas canciones que no se puede explicar racionalmente, simplemente tiene algo, una belleza especial y cautivadora que la hace increíblemente emotiva. La melodía es preciosa pero uno no diría que da para casi 6 minutos de canción sin apenas cambios, pero no le sobra absolutamente nada.

Aparte de “Pale Blue Eyes”, me quedaría con otros dos temas que combinan el sentido melódico del álbum con un tratamiento más rockero. El primero es “What Goes On”, con un ritmo muy marcado, un buen trabajo de Sterling Morrison a las guitarras (que gran guitarrista tan infravalorado) y una contribución asombrosa de Doug Yule al órgano. En directo se atrevían a alargarlo sin miedo hasta abarcar el doble de su duración en estudio. El segundo tema que destaco es “Beginning To See The Light”, una animada composición de un optimismo contagioso inédito hasta entonces en la Velvet.

También encontramos influencias country con “Some Kinda Love” (que me gusta más como suena en directo con un sonido más duro) y momentos más solemnes con “I’m Set Free” (con ese toque de tambores tan típico de Maureen Tucker). Pero el disco guarda dos sorpresas para el final. “The Murder Mistery” es una composición experimental en la línea de los anteriores Velvet Underground, un complejo tema misterioso y enfermizo (sobre todo por ese órgano) en que las voces de los cuatro se solapan unos a otros y que acaba desembocando en una desquiciada melodía de piano sin sentido. En mi opinión es muy bueno pero está muy desubicado en un disco que sigue un estilo totalmente diferente.
Y para acabar esa joyita llamada “After Hours”. En este caso Lou pensó que la canción era tan inocente que no pegaría con su voz, así que pidió a Maureen Tucker que la cantara ella. La batería era tan tímida que aceptó sólo a cambio de cantarla estando sola en el estudio con Lou. Y fuera premeditado o no, eso hizo que lo que habría sido un simple tema corto y simpático se convirtiera en una canción bastante especial y entrañable, fruto de haber unido esta melodía tan inocente con la voz de una Maureen que se nota claramente que está cohibida. Pero eso en lugar de ser un defecto, en este tema es el toque de gracia que redondea la canción.

“The Velvet Underground”, un álbum muy especial y bello de ésos a los que uno acaba cogiendo cariño con facilidad y que puede acompañarte tanto en momentos de melancolía como de felicidad. Uno de mis discos de pop favoritos.