domingo, 14 de octubre de 2007

LEÑO - Leño (1979)



Quien más quien menos en España sabe quién es Rosendo Mercado. Cantautor del rock urbano, que tocaba con los Leño. Que formó parte de Ñu en sus inicios. Que no tiene una gran voz, que hace canciones sencillitas que gustan a los adolescentes rebeldes y en muchas ocasiones a sus padres. A mi, personalmente, me gusta. Me parece un compositor elegante, con personalidad, y su guitarra tiene un regusto a blues que es santo de mi devoción. Leño también me gustan, y también son muy reconocidos, principalmente por sus discos de los 80. No es de extrañar, pues aquellos himnos guitarreros, llenos de gancho, consiguieron marcar a toda una generación de jóvenes. Un estilo más o menos similar fue el que marcó la carrera en solitario de Rosendo. No es de extrañar entonces que este disco esté tan olvidado.

"Leño" es un disco de puro hard blues, oscuro, con un sonido grueso, muchos solos de guitarra, bajo bien marcado y voz macarra. Un disco que suena a underground por los cuatro costados. Si bien los discos posteriores pueden gustar a cualquier persona con ganas de caña guitarrera, este parece estar más destinado a gente que realmente ame el rock, que sea capaz de sentarse a escuchar con detenimiento una obra y extraer detalles a cada escucha.

Nada como escuchar la primera canción para comprobarlo: "Castigo". Es sin duda la mejor canción de Leño. Diez minutazos épicos, plagados de solos del mejor blues, potentísimos, con apenas un par de estrofas en toda la canción. Parece que Rosendo quería demostrar que había escuchado a Ten Years After, o que acababan de quitarle una escayola de la mano y tenía urgencia por tocar la mejor interpretación de su vida. Sería injusto olvidar la gran labor de Chiqui Mariscal al bajo y Ramiro Penas a la batería, pero es que la estrella del disco es Rosendo y su guitarra. Pero ellos dos también hacen una labor sobresaliente, apreciable en parte gracias a que la producción favorece que se aprecie perfectamente el bajo de Mariscal... lo que el blues rock debería ser, vamos.

Hay otros cuatro temas más cortos que tienen un sonido similar a "Castigo", pero son más cortos y menos instrumentales. "El oportunista" es una crítica a aquellos que dicen no seguir la moda pero en realidad se limitan a seguir una moda menos masiva. Es una canción muy marchosa con un brutal riff principal en el que guitarra y bajo se baten en duelo. "El tren" es una canción que existe desde los primeros tiempos de Ñu coescrita por José Carlos Molina y Rosendo, y que ha sido grabada por ambos grupos. El tema es más pausado, con un riff muy bluesero pero al mismo tiempo muy carismático y perfectamente identificable. Parece hablar del consumo de drogas, reseñando en todo momento que si se toman, hay que tener cuidado:

El tren
sube a mi tren azul
su dulce chimenea te puede dar
algo que hace tiempo buscas tú
si controlas tu viaje serás feliz.
El tren
un día yo quise viajar en él
subí despacio y me acomodé
vi rostros deshechos de satisfacción
si controlas tu viaje serás feliz.


"Estre Madrid" es más oscuro, lo que queda bien para acompañar a la letra, crítica y afilada, contra la situación de la capital española en el momento.

Tu aquí y yo aquí
seguimos unidos
vivimos todo por igual.
Bebemos, fumamos y nos colocamos
tenemos plena libertad.

En Atocha encontrarás
aire limpio sin igual.

Es una mierda este Madrid
que ni las ratas pueden vivir.

La última de estas cuatro canciones es "Sodoma y chabola", que tiene un riff que suena muy Motörhead. El título deja claro que nos encontramos ante otra crítica social, otro amargo blues sobre el mundo que nos rodea.

Entre estos cuatro temazos encontramos la canción más extraña del disco, "La nana", algo cercana al rock sinfónico. Una canción sin letra, épica, preciosa, con partes dulcísimas en las que Rosendo tararea con una voz que nunca volvería a utilizar y, de nuevo, potentes partes de blues rock. Con deliciosos teclados que le dan un aire psicodélico. Parece mentira que los autores del resto de temas del disco hayan sido capaces de hacer algo así, y sólo queda preguntarse por que no se atrevieron a explorar más esta senda.

Como final, "Se acabó", una piecita de guitarra acústica que me encanta, me emociona, y me da la sensación de ser un cierre perfecto para el disco.

Tras esto vinieron dos discos de estudio, "Más madera" (1981), que tiene algunos temas simpáticos, pero está lleno de teclados abominables y desfasados, y "¡Corre, corre!" (1982), una mezcla entre el sonido crudo (aunque no tanto) del debut y el formato de temas cortos del segundo, que resulta en un disco muy bueno. Pero como este disco, nada.

A lo mejor conocéis los grandes hits de Leño y no os dicen nada, ni os gusta Rosendo. Pero este disco fue, simplemente, otra cosa, y estas torpes palabras aspiran a haberlo dejado claro. Y si Leño en general os gustan, escuchaos sin falta "Vivo '83", lanzado el pasado 2006, mucho mejor que aquel chapucero directo de 1981.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pienso que "El tren" está dedicado a una droga en concreto, a los tripis, sobre todo por la mención al posible mal viaje, y al gran temor que la leyenda urbana siempre les ha dibujado.

Otra cosa que no percibo igual que tú en las letras es lo que has definido como protesta social; simplemente creo que aquella actitud no escondía ninguna reivindicación, tan sólo el macarrismo de la época, el punkismo de escupir a toda la suciedad que les rodeaba, pero sin ánimo de reclamar un cambio. Es más, yo diría que si no fuera una mierda aquel Madrid, no hubieran molado Leño. :)


Sobre "Más madera" no puedo estar más en desacuerdo contigo. Bien es cierto que ni de coña se puede aproximar a su debut, y que es su disco más dulce, comercial y lleno de teclados, pero está repleto de grandes canciones, suena a finales de los 70 y se come cualquier cosa que Rosendo grabara en solitario, que es mucho decir.

"Corre, corre" tiene algunos grandes temas, pero es más irregular, y sobre todo tiene un sonido indecente, completamente ochentero.