Que Alice Cooper fue uno de los mejores grupos de rock americano de la primera mitad de los setenta es algo innegable. Que su disolución fue una gran pérdida es innegable también, principalmente porque tras dos extraños y olvidados primeros discos, llevaban una racha de cinco discos enormes. Pero bueno, pasó lo que pasó, y tras un buenísimo "Muscle of love" en 1973, el grupo se desbandó. Entonces Vincent Fournier, que ya usaba el pseudónimo de Alice Cooper por aquel entonces, a pesar de que a nivel musical no era un miembro más que el grupo, protagonizó una de las estrategias comerciales más extrañas y por otro lado rastreras de la historia del rock. Se cambió su nombre legalmente por el de Alice Cooper para poder continuar sacando discos con ese nombre... a fin de cuentas, Alice Cooper es un nombre de persona totalmente normal (pese a ser femenino) y todo el mundo tiene derecho a publicar obras bajo su nombre así que... ¿quién se lo podía impedir?
No tardó Cooper en reaparecer con "Welcome to my nightmare", su primer disco en solitario. Para ello se rodeó de grandes músicos, siendo los más destacados el grandioso bajista Tony Levin, el productor y teclista Bob Ezrin, con quien ya había colaborado en su etapa grupal y el magnífico guitarrista Dick Wagner, que entre otras cosas había grabado algunas grandes obras con Lou Reed, y que se convertiría en la mano derecha de Cooper durante unos cuantos albumes, coescribiendo muchas grandes canciones, y volviendo para el disco "DaDa" de 1983, uno de los mejores discos de Alice. Musicalmente sigue más o menos la estela de la música que llevaba esos años haciendo. Sonido rockero muy clásico, con alguna melodía más pop, otros toques sinfónicos, teatralidad, mezcla de temas divertidos con otros más tétricos... quizá el sonido del disco es en general algo más ocuro que en anteriores entregas, pero en general no presenta grandes diferencias.
Quizá la inicial "Welcome to my nightmare" sea el sello de identidad de la carrera solista de Cooper, al menos durante el periodo 75-83. La melodía es pegadiza y bastante sencilla, pero la canción no es un claro single, sino que está construída como un mediotiempo óscuro que empieza con unas inquietantes guitarras acústicas y acaba como algo muy recargado, lleno de solos de guitarra e instrumentos de viento. Es un impresionante comiezo, que puede no resultar muy espectacular al principio, pero que resulta siendo muy adictiva. "Devil's food" es un tema más hardrockero, que supone el único bajón del disco. La razón es que empieza muy bien, con un gran y una mejor parte cantada, pero más de la mitad del tema está ocupada por un monólogo del actor Vincent Price. No es que quede algo horrible, pero sí llega a arruinar el potencial del tema, que no era poco. La poderosa "The black widow", con ese riff en el que seguramente Iron Maiden se inspiraron para el tema "Powerslave", es mucho mejor, y muestra un perfecto equilibro entre la faceta teatral y oscura del disco y su lado más rockero. "Some folks" es un tema muy olvidado. Parece sacado de algún musical de Broadway, y es ciertamente divertido, pero no acaba de encajar como uno de los temas oscuros del disco ni como uno de los grandes himnos del mismo. Ciertamente no deja de ser una gran canción, y pese a lo que digo tampoco desentona en el disco, pero siempre me ha dado la sensación de no ser un tema muy aclamado.
El single "Only woman bleed" es la balada clásica de Alice Cooper por excelencia (y si crees que es "Only my heart talkin'" te prohibo seguir leyendo este blog, degenerado). Es siniestra y muy acorde al sonido del disco, pero por otro lado es hermosa e intimista, mostrándonos una faceta de este cantante que apenas conocíamos, y que a partir de ese disco sacaría algo más de partido. El otro single, "Department of youth", es un glam rock a la vieja usanza. Riff sencillote y pegadizo, coros de niños, estribillo de los de estadio cantando... Menos famosa pero no peor es "Cold Ethyl", que directamente es un tema de rock duro, potente y facilón, ya sin el toque pop del anterior, más energético e igualmente fiestero. Con "Years ago" se inicia la parte más siniestra del álbum y quizá de la carrera de Coop. Es una buena introducción a posiblemente el mejor tema del disco, "Steven", una canción realmente infernal, construída sobre un insistente riff de piano y con una histriónica interpretación vocal que recuerda a la que hizo en "Ballad of Dwight Fry" del mítico "Love it to death". No es de extrañar que junto a algunos temas más, interprete estos temas en las últimas giras casi unidos, como si de una miniobra teatral se tratara. La posterior "The awakening" es algo intrascendente tras esta obra maestra, pero la atmósfera siniestra es la mejor conseguida de todo el disco y la forma de cantar es totalmente inquietante. Magistralmente el disco da un giro de 180º hacia el último tema, "Escape", un tema rockero muy sencillo, de esos de riffs de tres acordes, sonido directo y estribillo de esos repetitivos y que tanto se pegan. Este último tema siempre estuvo entre mis favoritos del disco, y es que pese a todos sus desvaríos, sus pretensiones y sus extraños temas, Alice Cooper es, ante todo, un rockero, y temas como este se le dan de miedo.
"Welcome to my nightmare" es una obra maestra, lo mejor que ha grabado Alice en solitario y perfectamente equiparable a discos como "Killer" o "Love it to death". Y la portada mola.
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