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domingo, 3 de agosto de 2008

FREEDOM'S CHILDREN - Galactic vibes (1971)



Durante buena parte del siglo XX, Sudáfrica fue un país elevado a la categoría de paria en la política internacional, debido a su política de segregación racial. Vale, que aquello estaba mal, pero no era razón para satanizar a todos y cada uno de los sudafricanos blancos. Pero no pensaba así buena parte de la sociedad británica de principios de los setenta, por lo visto. Así pues, cuando esta banda emigró desde el sur del continente africano al Reino Unido, se encontró gran rechazo a su paso, y los únicos conciertos que podián dar eran prácticamente clandestinos. Sumémosle a ello que Freedom's Children no eran precisamente lo que la conservadora sociedad sudafricana de la época buscaba, siendo incluso vetados de las radios. El resultado es que este grupo se vio en tierra de nadie, sin poder llegar a buen puerto.

"Galactic vibes" es el tercer disco de Freedom's Children, y bien podría haber elegido para esta revisión cualquiera de sus otros dos discos, "Battle hymn of the broken hearted horde" (1968) o "Astra" (1970), pero me decidí al final por este por una simple razón: es el único de los tres que he escuchado.

Mayormente, este disco es una importante dosis de rock psicodélico garajero y muy bruto, con distorsión a saco. Poderoso rock duro bluesero pasado por un filtro abrasaoídos. En algunos temas, es la fórmula menos original del mundo, pero en mi opinión, talento les sobra, y se materializa esto en unos temas muy buenos. Siete canciones, todas ellas originales del grupo, seis temas nuevos y uno de ellos una versión en directo de un tema de "Astra".

La tónica general del disco es la ya mencionada, de hard rock ácido, como muestra el primer tema "Sea horse". Esto incluye al tema en directo, "The homecoming". Aquí es donde yo pongo una pega, puesto que la canción es muy buena, pero incluye un larguísimo solo de batería, que vale, es bueno, pero tampoco es una cosa alucinante, y el hecho de que la claven en el segundo lugar del disco me parece cuanto menos, desafortunado. Se nota claramente que es un intento por rellenar minutaje. Tampoco es que me queje amárgamente, pero es algo que resta fluidez al disco.

Por otra parte, tenemos dos canciones en una onda más light, dando más importancia a los teclados, que suena incluso sinfónico. El primero de ellos, "Fields and me", es un tema bucólico, con una onda muy folk, muy sesentero. El otro es el que cierra el disco, "About the dove and his king" es más oscura, e incluye toques orientales, al estilo de algunos temas de Aphrodite's Child.

A mitad de camino entre ambas está la mejor canción del disco "1999", un tema pop, que incluso suena a crooner, pero interpretado con mucha distorsión y ácido a espuertas, cantado a medio camino entre lo convincente y lo paródico. Una pequeña joya oculta del rock psicodélico.

No digo que "Galactic vibes" sea una obra maestra, pero es un ejercicio de género de lo más interesante, y que yo personalmente, escucho con muchísimo agrado cuando me apetece revisitar la mejor época del rock.

viernes, 2 de mayo de 2008

FLOWER TRAVELLIN' BAND - Satori (1971)



Imaginen a cuatro japoneses que deciden emular a Black Sabbath pero con un estilo mucho más psicodélico y tendrán a Flower Travellin’ Band.

Se formaron a finales de los años 60 bajo el nombre de The Flowers, pero pronto harían un cambio de cantante y se rebautizarían como Flower Travellin’ Band. En sus primeros discos se dedicarían principalmente a versiones de grupos de rock occidentales del momento que constituían sus principales influencias como Cream, The Jimi Hendrix Experience, King Crimson y Black Sabbath. Para su tercer disco, “Satori”, se atrevieron a incluir únicamente material propio y crearían su obra más mítica y emblemática.

Aunque el sonido de Flower Travellin’ Band está obviamente muy marcado por grupos occidentales como los ya mencionados, en “Satori” adquieren un estilo propio que los hace difícil de clasificar. Tienen un sonido que remite al hard-rock de la época con tintes muy psicodélicos pero pasando por el filtro de la cultura japonesa (en especial en la interpretación vocal de Joe Yamanaka en más de un tema). Los temas no tienen título, sino que simplemente se dividen en partes con el nombre del disco, lo cual ya da la idea de que no es tanto una obra de canciones sueltas como de varios pasajes musicales muy relacionados entre sí. En general no siguen la estructura típica de una canción de rock sino que más bien van dando paso a diferentes riffs y temas musicales que acaban desembocando casi siempre en largos y oscuros pasajes instrumentales.

El tema que más cerca está de ser algo convencional es el que abre el disco con un potente grito al que le sigue un grandísimo riff que podría colar perfectamente como uno de Tony Iommi. Este “Satori Part 1” es el tema más corto y directo, lo más cercano que podrían tener a un single de éxito en occidente.
En “Satori Part 2” la cosa ya cambia. El riff del tema ya tiene un sonido mucho más oriental y es acompañado por una potente sección rítmica casi tribal. Pasamos ya a un sonido más psicodélico que heavy metal y los segmentos instrumentales se alargan. Eso no es nada, en el siguiente tema esto irá a más.
“Satori Part 3” es para mi gusto uno de los mejores momentos del disco y también uno de los más oscuros. La guitarra de Hideki Ishima toma el control del tema creando una melodía que me recuerda a los gritos de Yamanaka en temas anteriores y que le da ese extraño sonido misterioso y con tintes orientales. Aquí no hay voces ni hacen falta, todo el tema se edifica solo en esas magníficas progresiones instrumentales que acaban desembocando en un clímax frenético.
Llegamos a “Satori Part 4”, que es para mí el otro momento más “normal” del disco (sin que eso sea peyorativo) o, en otras palabras, donde se les va menos la cabeza. De nuevo vuelven a construir un riff muy molón aunque mucho menos oscuro que los anteriores y una melodía que es hasta pegadiza pese a su simplicidad. A continuación pasan a una larga parte instrumental en que se va repitiendo el riff mientras Yamanaka toca la armónica y se alternan algunos solos de guitarra. El momento más bluesero del disco.
Para acabar, “Satori Part 5” vuelve al tono oscuro habitual del disco con esos gritos-lamentaciones que, junto al tono de la música, le dan una ambientación especialmente siniestra muy bien conseguida.

“Satori” es un disco que tiene un sonido y una ambientación especial, no sabría decir si por la influencia oriental o por la banda en sí (o seguramente por un poco de ambas). En todo caso es un ejemplo de cómo no debemos olvidarnos de que en Oriente también se hace buen rock, y en ocasiones con discos tan buenos como éste, que seguro que de haber tenido renombre en occidente habría sorprendido a muchos (como está pasando estos últimos años en que ha sido reeditado y descubierto en esta parte del mundo dejándonos boquiabiertos... aunque sea más de 30 años después).

martes, 25 de diciembre de 2007

THE ABSTRACT TRUTH - Silver Trees (1970)



Dudo que conozcas este grupo a no ser que seas un verdadero freak del psych/prog/hard/blues 70's underground, o lo que ultimamente viene a ser lo mismo, que te patees blogs y blogs de descarga directa buscando la enésima joya perdida. O puede que no lo seas, pero como yo, un día te topaste con ellos por casualidad en alguna página, o en el Soulseek y te llamaron la atención. O quien sabe, quizá eras fan suyo y compraste sus discos cuando salieron. The Abstract Truth se funda en 1969 en Durban, Sudáfrica, y como todo sudafricano que por aquella época pudiera permitirse grabar un disco, eran blancos, rubios y con apellidos holandeses. Su carrera discográfica fue breve, dejando tan sólo un par de discos de estudio, ambos de 1970. Tras "Totum", un disco en el que podíamos encontrar algunas versiones, de Willie Dixon o Simon & Garfunkel por ejemplo, vino "Silver trees", ya repleto de temas originales.

Pero, ¿a qué suenan? Principalmente los clasificaría como psicodelia, pero al contrario que otros grupos del estilo, esto no es un disco lleno de bestiales guitarras fuzz, voces gritonas y baterías delirantes, sino que prefieren acercarse al estilo de manera más sutil, con guitarras poco distorsionadas en la mayor parte del tiempo que dejan sobresalir muy bien al bajo, con organos hammond dominando el sonido y con abundantes toques de flautas y saxofones (quizá el punto más sorprendente de The Abstract Truth). Quizá en algunos momentos se aproximan al rock progresivo, pero en general no es música de extramada complejidad. Digamos que es un disco bastante ligero, accesible para no iniciados en este tipo de sonidos, que se desliza por los oídos con increíble suavidad y deja ganas de más (quizá en parte porque dura 35 minutos).

Tomando como ejemplo el tema "In a space", una canción instrumental, psicodélica y con improvisaciones, que se aleja de los pesadillescos pasajes de los que era capaz Syd Barrett, dando lugar a algo muy placentero, con un delicioso riff de saxofón, que no incomodaría para nada poner en voz alta delante de cualquier persona. Algo similar ocurre con "Pollution", el tema que abre el disco, cargado de melodías amables, bonitos solos de flauta y un alegre final de saxofones que pone de buen humor a cualquiera. O "Moving away", donde encontramos deliciosas melodías pop acompañadas de clavicordio que muchos grandes grupos consagrados querrían para sí mismos.

También hay cabida a momentos más blues, siempre sin perder el toque ácido tan personal del disco, como "Two" o "Blue Wednesday speaks", o temas más poppies, como "Original man", donde nos viene a la mente irremediablemente el nombre de Jethro Tull. La pieza más ambiciosa del disco es la propia "Silver trees". Suena más oscura y seria que el resto del disco, también es la más larga (unos 8 minutos) y tiene un largo pasaje central cargado de improvisaciones que seguro harán las delicias de todo amante del género.

Eso sí, no busquéis el disco en las tiendas. Si no me equivoco, por aquí es imposible de encontrar. Pero como soy muy bueno, si alguien está interesado en oírlo que me lo haga saber y ya me encargaré yo de ellos. Que a fin de cuentas, esto me gusta escribirlo para que la gente lo lea.

Por cierto, que existe otro grupo llamado igual, pero no tiene nada que ver.